jueves, 10 de marzo de 2011

La Idiosincrasia


La idiosincrasia se define como los rasgos o caracteres propios de un individuo o de una sociedad. Es la suma de normas culturales y tradición, modelos mentales y prejuicios,  que se van sedimentando a lo largo de los años en lo más profundo del subconsciente colectivo. Su existencia se justifica a nivel evolutivo como un mecanismo que trata de proveer al grupo con un marco de referencia que ordene el comportamiento de los individuos hacia objetivos considerados comunes. La idiosincrasia es algo con lo que nos sentimos identificados y que consideramos que forma parte de nosotros. Su función sigue siendo importante en las sociedades modernas, hasta el punto que exigimos a los inmigrantes recién llegados que se empapen de ella para así preservarla.

La idiosincrasia se forma a partir de las experiencias y conecta con aspectos emocionales para lograr mayor influencia. El protagonismo “amalgamador” de esta conciencia colectiva es una fuerza poderosa; tanto, que llega a neutralizar la voluntad del individuo. 

Esta psique colectiva es un componente clave en el caldo de cultivo que necesita el emprendedor. Es un factor blando que interviene en los momentos críticos en los cuales el emprendedor tiene que tomar decisiones y perseverar en sus objetivos. Si la “amalgama” es ácida y desprecia lo innovador, secará todos los inicios soñadores, asfixiando el futuro que debería empezar en ese momento; y así es como la idiosincrasia se convierte en un gran problema; en el origen de la penuria.

El cambio vertiginoso del mundo va más rápido que la renovación de nuestros valores y visiones como sociedad. La única ventaja competitiva sostenible a partir de ahora será la sociedad emprendedora innovadora. Mentalizarse para ello es ya el reto urgente. Es la tarea más importante; la única que traerá prosperidad para todos. Sólo esto es decisivo.

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