lunes, 18 de abril de 2011

Sobre la Información Asimétrica II

La manera en que las empresas de gran consumo presenta la información de sus productos y servicios hace que se incremente mucho el tiempo y la atención que hay que dedicar para hacer números y valorar las ventajas e inconvenientes antes de decidir que tarifa, compañía ó producto interesa más en cada caso. La gran cantidad de datos a tener en cuenta y sus combinaciones son tan complicadas que hace muy difícil para el ciudadano medio hacer los cálculos de la manera correcta; lo que persiguen las empresas es que nos cansemos y compremos el producto sin saber totalmente que coste y condiciones implica.



Como consumidores estamos continuamente procesando e interpretando la información disponible en el mercado para tomar las decisiones que más nos convienen. Este análisis de las opciones disponibles implica un esfuerzo que se verá compensado por el mejor resultado que obtendremos de nuestra decisión de compra. Lo hacemos cada vez que comparamos algo; sopesamos que adquirir según los pros y los contras.

 La gran cantidad de productos y servicios que consumimos hoy día, nos hace estar continuamente en este proceso de análisis y decisión. Las modas y la obsolescencia programada nos llevan a desechar productos que ya tenemos y a renovarlos por otros, aumentando aún más el número de decisiones de compra que toma un consumidor, y el esfuerzo total que debe dedicar.

Todos conocemos a personas que escudriñan todos los detalles de cada cosa que compran, buscando opciones, comparando y negociando. Pero la gran mayoría de los consumidores no son así, y abrumados por el esfuerzo que esto supone, acaban tomando decisiones a la ligera o sin dedicarle la atención que merece cada cuestión. Esto es aprovechado por las grandes empresas, que orientan su estrategia a entorpecer el proceso de elección de los usuarios, desmotivándoles a hacer el análisis que les llevará a su mejor opción.

En este ámbito históricamente las estrategias empresariales se dirigían a encontrar clientes incautos e ignorantes incapaces de analizar la información, pero en los últimos años se dirigen más a evitar que dediquemos tiempo y cerebro al asunto. Entre otras, la práctica actual más famosa es la de incluir farragosas clausulas en letra pequeña; así consiguen desmotivarnos, ya que el esfuerzo que hay que hacer para entender todo es demasiado grande para que nos compense la ganancia adicional que obtendremos por haber decidido lo idóneo.

Disuadir al consumidor para que no piense; ese es el gran objetivo de las empresas de gran cosumo.

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