viernes, 15 de julio de 2011

La vaca

Hay una historia hindú que cuenta como un Brahma llega a una aldea muy pobre donde todos los habitantes sobrevivían gracias a una vaca; la vaca les daba la leche para alimentarse y de vez en cuando algún ternero que vendían, aunque con esto sólo podían llegar a subsistir en la miseria. A pesar de todo estaban satisfechos por tener la vaca, a la cual mimaban ya que la veían como su única fuente de recursos. Tras varios dias en la aldea, el Brahma se despertó en mitad de una noche, tiró a la vaca por un barranco y abandonó el lugar.
Unos años después el Brahma volvió a pasar por el lugar y se encontró un pueblo que progresaba; el comercio y la industria empezaban a surgir y las personas que allí vivían iniciaban nuevas actividades que les estaban permitiendo salir poco a poco de la pobreza.


En la actualidad sigue habiendo vacas. Hoy día la vaca toma diversas formas. En Extremadura tenemos fijación con la vaca. La única alternativa que hemos encontrado históricamente a la vaca ha sido la emigración y hay una serie de condicionantes sociales que reprimen cualquier intento de aspirar a algo diferente. El modelo mental colectivo funciona como un rodillo que aplasta sueños y proyectos.

 El emprendedor necesita deshacerse de su vaca. Muchos sólo quieren vivir de la vaca toda la vida, sin aspirar a nada más. El insatisfecho que se hace consciente de las posibilidades que hay más allá de lo que le presentan, debe tener la audacia y decisión para deshacerse de su vaca, emprendiendo así un camino que le llevará a conseguir nuevas meta elevando la pasión en la relización de sus proyectos y renovando su día a día con nuevos desafíos.

miércoles, 6 de julio de 2011

El almirante y el gobernador


Me hizo pensar aquella discusión entre el almirante y el gobernador; el primero insistía en que los barcos debían estar en el puerto, porque allí estaban más seguros; el gobernador respondía que no le cabía duda, pero que no le habían entregado los barcos para que estuvieran en el puerto.
El miedo es el ingrediente que cataliza y justifica el inmovilismo. El miedo es esa emoción primaria que durante 200,000 años fue muy útil, pues permitía al ser humano protegerse de lo desconocido, del entorno que se escapaba de su control. El miedo hacía que el hombre de la caverna se escondiese de las alimañas. El miedo es un mecanismo de defensa que la evolución ha implantado en los seres humanos para que puedan sobrevivir mejor ante las amenazas.

El miedo es uno de los resultados al que se puede llegar con la evaluación de los riesgos; la incertidumbre ante la falta de información y conocimiento para sopesar los peligros son los principales motivadores del miedo. Conocidos los riesgos se puede hacer un plan y se puede reaccionar; pero si no se conocen no hay nada que se pueda hacer y el quedar a expensas del vaivén de lo que está por llegar produce la parálisis del miedo.

Pero los principales promotores del miedo están disminuyendo a un ritmo como nunca antes. El desconocimiento y la incertidumbre no son ya los potentes argumentos en los que se apoyaba el miedo. El almirante y el gobernador hoy sabrían si se acerca el huracán ó no, o la distancia a la que se encuentra la flota enemiga y su capacidad; aún les quedarían la duda de si los piratas podrían estar escondidos en un recodo de la salida del puerto... pero esa circunstancia por si sólo quizás no sería ya argumento suficiente para quedarse en el puerto, con miedo.
Esta mismo es aplicable a emprendedores, líderes y empresas; los riesgos de cada iniciativa pueden ser sopesados hoy día con más y mejores criterios.

Las nuevas posibilidades de información y conocimiento abundante permiten al emprendedor tomar la iniciativa siendo consciente del escenario en el que está y los riesgos a los que afronta. El futuro pertenece a los que sean capaces de asumir esto, y salgan de la caverna conscientes de que un nuevo tiempo ha llegado; en este tiempo el miedo puede ser superado no ya con imprudencias, sino con el conocimiento de la realidad que permite tomar decisiones que apropiadas para superar las amenazas.
Un gran mundo hay abierto por delante. Sería una pena quedarse en la caverna con miedo.