miércoles, 30 de marzo de 2011

El emprendedor como factor


Los economistas clásicos nos hablaban de 4 factores de producción: tierra, capital, trabajo y el entrepreneur. El emprendedor es un factor flexible, difícil de valorar y percibir para algunos. El emprendedor es la fuerza que estimula el progreso inyectando innovación que renueva productos y hace que caduquen procesos y estrategias. El emprendedor es el principal responsable de la “destrucción creadora”.  

 Tradicionalmente, como factor de producción que es, se ha estudiado el impacto de los emprendedores desde el punto de vista de la oferta. Su posición de fuerza ha hecho que hayan aparecido empresas que aspiran a “suplantar” la figura del emprendedor en determinados sectores. Estas empresas son capaces de crear en su seno el caldo de cultivo que permite emprender iniciativas que les permiten lanzar constantemente nuevos productos, abrir nuevos mercados; tienen potentes departamentos de investigación y disponen de los recursos para experimentar permanentemente. En los últimos años es creciente la opinión de aquellos que señalan que el clásico emprendedor está siendo sustituido por estos nuevos modelos de organización capaces de mimetizar las condiciones en las que el emprendedor lanza su actividad con éxito... aunque no comparto esta opinión.

Creo que se deebe entender lo anterior como una ampliación del espectro de emprendedores que están interviniendo, y no como una limitación ó competencia para el emprendedor tradicional. En ningún caso va a desaparecer ó verse mermada en impacto la figura tradicional del emprendedor. Los datos lo demuestran. El gran crecimiento de los sectores de Venture Capital y Business Angels en los últimos años confirma la gran cantidad de emprendimientos que sigue habiendo fuera de las grandes empresas. Nuevas empresas se incorporan al mercado cada día y amenazan a las establecidas. La globalización y mayor facilidad para acceder al cliente hace mucho más fácil que los emprendedores sigan reventando negocios establecidos y creando mejores opciones para sus nuevos clientes.

lunes, 28 de marzo de 2011

Ocurrencias, Ideas y Experimentos

En nuestro español, la palabra “ocurrencias” ha pasado a ser la hermana pequeña y fea de la palabra “idea”, la cual ha tomado vuelos más altos pues se nos hace más respetable por estar más madurada ó ser más compartida; puedo estar de acuerdo con las “ideas” de Platón, pero nunca responderé sobre sus “ocurrencias”. Por otro lado la palabra “experimento” nos evoca la puesta a prueba de una teoría fundamentada en conceptos e hipótesis. Reconozcamos que “experimento” es otra palabra despreciada desde épocas carpetovetónicas; los experimentos se hacen con gaseosa.

En el mundo de la empresa es ya necesario recuperar de su destierro a las “ocurrencias” y los “experimentos”, y darles un puesto como delanteros centros en las organizaciones. El cambio constante y recargado ha llegado para quedarse y cada vez va a ser más difícil predecir o controlar el siguiente movimiento de los competidores o de los consumidores. Los modelos de decisión deben basarse en información obtenida en tiempo real.

La empresa debe implantar una estrategia que le permita experimentar permanentemente, pues sólo así dará con las mejores innovaciones que hagan que la empresa se adapte y evolucione. Aquellas que puedan obtener feed-back rápidos que les permitan experimentar con sus ocurrencias, tendrán más donde elegir para seleccionar las innovaciones que les lleven a ser más competitivas. La experimentación rápida y de bajo coste debe erigirse como instrumento clave para buscar crecimiento. Mientras más ocurrencias puedas experimentar, más probabilidades de sobrevivir. Genética pura.

sábado, 19 de marzo de 2011

Occidente vs Asia



Que la cultura Judeo-Cristiana se ha impuesto como paradigma social y escala de valores en el mundo durante los últimos 500 años, no es ningún descubrimiento. La laicización de mandamientos y principios defendidos por rabinos y curas, ha inspirado la fundación de  países, el desarrollo de sociedades y hasta la declaración de los derechos humanos; todo con la democracia en acción. Hasta el marco económico conecta en su esencia con el “al Cesar lo que es del Cesar”.

Sin embargo en los próximos 20 años se pondrá de nuevo a prueba la preeminencia de esta CULTURA OCCIDENTAL. Esta vez son las meritocracias socialistas imperantes en algunos países de Asia. Coinciden con los regímenes comunistas del s. XX en que priorizan los intereses del colectivo frente a la voluntad y libertad del individuo; sus principios están enraizados en culturas milenarias (más antiguas incluso que la Judía ó la Cristiana), y cuentan con el apoyo y consentimiento de sus disciplinados ciudadanos, que valoran la estabilidad, el progreso económico y algunos valores nacionalistas y raciales por encima de la libertad de expresión ó los derechos de las minorías y del individuo. No son regímenes doctrinarios, y tienen al pragmatismo como uno de sus genes básicos; no han dudado en adoptar su propia versión del capitalismo como sistema económico y en bastantes casos llegan a incluir la democracia como forma para elegir a sus gobernantes, los cuales estarán siempre cortados por el mismo patrón.

 Creo que Occidente no debe amilanarse ante el rodillo automático que se nos viene encima; asumamos que estos países asiáticos tomarán el liderazgo en no pocas disciplinas. Es hora de intensificar esos valores nuestros de tolerancia, dignidad para el individuo, libertad de expresión, igualdad de oportunidades… y conseguiremos atraer a los más intrépidos y talentosos; aquí podrán crecer los líderes hacedores del mundo.

jueves, 10 de marzo de 2011

La Idiosincrasia


La idiosincrasia se define como los rasgos o caracteres propios de un individuo o de una sociedad. Es la suma de normas culturales y tradición, modelos mentales y prejuicios,  que se van sedimentando a lo largo de los años en lo más profundo del subconsciente colectivo. Su existencia se justifica a nivel evolutivo como un mecanismo que trata de proveer al grupo con un marco de referencia que ordene el comportamiento de los individuos hacia objetivos considerados comunes. La idiosincrasia es algo con lo que nos sentimos identificados y que consideramos que forma parte de nosotros. Su función sigue siendo importante en las sociedades modernas, hasta el punto que exigimos a los inmigrantes recién llegados que se empapen de ella para así preservarla.

La idiosincrasia se forma a partir de las experiencias y conecta con aspectos emocionales para lograr mayor influencia. El protagonismo “amalgamador” de esta conciencia colectiva es una fuerza poderosa; tanto, que llega a neutralizar la voluntad del individuo. 

Esta psique colectiva es un componente clave en el caldo de cultivo que necesita el emprendedor. Es un factor blando que interviene en los momentos críticos en los cuales el emprendedor tiene que tomar decisiones y perseverar en sus objetivos. Si la “amalgama” es ácida y desprecia lo innovador, secará todos los inicios soñadores, asfixiando el futuro que debería empezar en ese momento; y así es como la idiosincrasia se convierte en un gran problema; en el origen de la penuria.

El cambio vertiginoso del mundo va más rápido que la renovación de nuestros valores y visiones como sociedad. La única ventaja competitiva sostenible a partir de ahora será la sociedad emprendedora innovadora. Mentalizarse para ello es ya el reto urgente. Es la tarea más importante; la única que traerá prosperidad para todos. Sólo esto es decisivo.